"Aquella noche, como tantas otras la niebla había bajado sigilosa por la ladera de la montaña hasta cubrir por completo el seno del bosque de Irati. La oscuridad estaba presente junto a ese halo brillante de luz generado por la una luna en el horizonte. Los dos amigos, miembros de la Orden Rosacruz se estaban internando en la espesura. Un mapa, una brújula, un cuchillo, una linterna, ropa de abrigo y sus sentidos sobrenaturales activos al cien por cien.
- ¿De verdad crees que vamos a encontrar a esa criatura? - preguntó Mel, el más bajito de los dos, de pelo revuelto y castaño.
- Ni puta idea, colega... se esconden muy bien esos cabrones... - contestó Jan apuntando el potente foco de la linterna hacia un árbol de corteza áspera y dura.
- Quizá si hiciéramos una invocación... tal vez acabaríamos antes. Son útiles para llamar la atención de espíritus, y es guay, es una excusa para practicar la magia.
- Tio, estas como un cencerro. Todavía sigo acojonado por lo que apareció la última vez que lo hicimos... Ese matojo de ramas verdes andante no debe andar muy lejos, demosle una oportunidad a mi intuición, ¿vale? No llevamos mucho tiempo con el rollo este de la Orden, más vale no volver a cagarla.
- Basajauuuuun... el hooombre árboool...
Dijo Mel con voz profunda. Jan lo miró. Enfocaba hacia su cara el foco de la linterna desde abajo, proyectando las sombras típicas de una película de terror y dando a su rostro un aspecto fantasmagórico. Jan lo imitó divertido y empezaron a reír en medio de un siniestro bosque en el que tan solo se escuchó después de sus risas, un estruendoso crujir de ramas viejas como si fueran los engranajes del bosque."
Este es otro de esos dibujos antiguos... una visión personal de un Basajaun. Lo dibujé cuando recreaba criaturas sobrenaturales de la Iberia Mítica.