"Hacía ya un tiempo que aquellos sueños recurrentes habían desaparecido. Todo parecía estar tranquilo de nuevo. Sin embargo la sombra de otras vidas pasadas acechaba como un animal depredador sobre su caza.

Lo único que serenaba su mente eran sus ojos. Dulces y serenos lo acogían dentro de su mirada y le mostraban la belleza de la vida. El amor que ella sentía por él. El amor que él sentía por ella. Sus vidas habian coincidido a lo largo de los siglos, y de nuevo, en un mundo que estaba siendo invadido por la oscuridad y las tinieblas, se habían encontrado. Los sueños le mostraban sus vidas, un caballero Templario, un artista, músico, escritor, ladrón, centurión y saber qué mas... y siempre aparecía aquella sombra que los volvía a separar. Quizá en esta nueva vida, caótica y absurda, a punto de explotar, Jan e Ia por fin puedan descansar en paz."



La Farga de Fusta no es más que un blog en el que recopilo aficiones convertidas en materia palpable y visual. Modelado en Pasta de Madera, dibujos y quizá algo de música y escritura.
Si algo de lo que aparece aquí te puede interesar, te invito a seguir explorando. La mayoría de lo que expongo lo he regalado o realizado por encargo; ahí dejo esta propuesta para aquella persona que que quiera realizar un detalle con otra, pues podría realizar algún pedido.

domingo, 17 de agosto de 2014

El ying y el yang



-          El yin y el yang. Una moneda y sus dos caras. Nunca podremos estar en el mismo bando por mucho que te empeñes, Pai Mei. Somos polos opuestos y tenemos diferentes metas. Pero los dos debemos existir, y ninguno de los dos podremos cambiar nuestra naturaleza.

La atractiva joven oriental clavaba sus afilados ojos en la mirada del inmutable Pai Mei. Su pose en el Dojo de la trastienda “El Dragón Apacible” era estable, relajada, a la vez que férrea y dispuesta al ataque. Pero cualquiera que dominara los secretos de las artes marciales podía intuir que la tensión de su fibrado cuerpo era teatro. Vestía como de costumbre con ropa liviana y ajustada, sin dejar a la imaginación fantasear como podría ser aquel bonito cuerpo bajo la ropa. Aquella manera provocativa de vestir, como las heroínas de las películas de artes marciales orientales realizadas por la industria americana, era un juego que utilizaba para distraer a sus contrincantes, creando confusión y lujuria. El dueño de la pequeña librería sentado en la posición de Flor de Loto escuchaba a la chica.

-          ¡Qué conste que esto que tenemos es una tregua! No te acostumbres a la buena vida, pues cuanto más relajado estés, más fuerte e inesperado será el golpe que te daré.

El pitido de la tetera distrajo a la mujer de ojos rasgados. El agua estaba a punto. Pai Mei se levantó y con tranquila parsimonia, como si fuera un ritual para él vertió en el agua caliente unas hojas secas de té verde. Mientras esperaba a que infusionaran las hierbas preparó dos tazas y recogió la pequeña cocina. Ella abandonó su fingida pose defensiva liberándose de la tensión y acabó sentándose en el tatami frente a su taza. Pai Mei sirvió el té.

-          Gracias, Pai Mei – dijo llevándose la taza a los labios para saborearla – tu té siempre es exquisito, refinado y de muy buen gusto. Tienes la medida justa tomada para disfrutar de esta bebida.

Dejó la taza frente a ella, en el mantelito de caña que había colocado Pai Mei en el suelo. Este  dio un cortó sorbo a su taza e hizo un leve gesto con la cabeza de agradecimiento. Ella realizó algunos estiramientos echando el pecho hacia fuera y dejando ver un bonito escote y unos firmes pechos.

-          Siempre me ha parecido bien la tregua que tenemos, Imbasy. Y siempre he tenido contigo una pequeña debilidad porque sé que en el fondo tu alma es buena. Hubo un momento en tu vida en que algo te empujó a abandonar la buena senda, pero eso no es algo malo. Tienes razón, somos blanco y negro, y por alguna razón los dos debemos existir en el mismo mundo, tal vez para ayudar al equilibrio. Y aprovechando la tregua que teníamos quise darte la oportunidad de enmendar tus errores y reconducir tu vida. Por ello, te hice el favor de cederte a mis alumnos de artes marciales cuando tuve que salir de viaje fuera de Barcelona.
-          Si me has llamado para darme un discursito sobre cómo enseñar artes marciales me voy a mi casa. Además, el favor te lo hice yo a ti.
-          Se me han quejado mis alumnos sobre tus técnicas, y quería hablar contigo para saber si lo que me han contado era cierto o no – dijo seriamente, su rostro era imperturbable.
-          Reconócelo Pai Mei, sigues enamorado de mí… soy como tu amor no correspondido de instituto – dijo ella haciéndole morritos  y mirándolo de manera sexy.
-          No se trata de eso, ya lo sabes. Todo aquello quedó atrás. Éramos de escuelas rivales, de costumbres y enseñanzas muy distintas. Éramos jóvenes y descarados. El Loto Rojo tiene una filosofía muy distinta a la de los Dragones de la Tormenta; nuestra historia no tenía futuro. Pero yo sé que tú eres buena.
-          Si Pai Mei, tu eres un dragoncito, y yo soy una dragoncita. Estamos enfrentados porque tenemos objetivos diferentes, pero por alguna razón seguimos en el mismo barco. Somos como las dos cabecitas de dragones de ese adorno de madera que tienes en aquella estantería – dijo señalando – están unidos en una misma pieza, obligados a entenderse y compartir el mismo camino, pero encarados. Y ya sabes la respuesta con respecto a tus alumnos, si no te gustan mis métodos… despídeme. Son unos blandos y necesitan un poco de mano dura. Tienen demasiadas distracciones – dijo ajustándose el top.

Imbasy dio un largo sorbo al té y dejó la taza en el suelo. Hizo una reverencia y se marchó contoneando su cintura al caminar. Se giró.

-          ¿Nos vemos la semana que viene para continuar con nuestro entrenamiento?
-          Así será – afirmó Pai Mei que siguió disfrutando del té mientras ella se marchaba de la tienda.







Este es un nuevo incensiario, se trata de un entramado de ramas para sostener  doble barrita de incienso. Estas estan sujetas por dos cabecitas de dragón enfrentadas.

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