"Hacía ya un tiempo que aquellos sueños recurrentes habían desaparecido. Todo parecía estar tranquilo de nuevo. Sin embargo la sombra de otras vidas pasadas acechaba como un animal depredador sobre su caza.

Lo único que serenaba su mente eran sus ojos. Dulces y serenos lo acogían dentro de su mirada y le mostraban la belleza de la vida. El amor que ella sentía por él. El amor que él sentía por ella. Sus vidas habian coincidido a lo largo de los siglos, y de nuevo, en un mundo que estaba siendo invadido por la oscuridad y las tinieblas, se habían encontrado. Los sueños le mostraban sus vidas, un caballero Templario, un artista, músico, escritor, ladrón, centurión y saber qué mas... y siempre aparecía aquella sombra que los volvía a separar. Quizá en esta nueva vida, caótica y absurda, a punto de explotar, Jan e Ia por fin puedan descansar en paz."



La Farga de Fusta no es más que un blog en el que recopilo aficiones convertidas en materia palpable y visual. Modelado en Pasta de Madera, dibujos y quizá algo de música y escritura.
Si algo de lo que aparece aquí te puede interesar, te invito a seguir explorando. La mayoría de lo que expongo lo he regalado o realizado por encargo; ahí dejo esta propuesta para aquella persona que que quiera realizar un detalle con otra, pues podría realizar algún pedido.

viernes, 6 de junio de 2014

El Odre de la Vida

“El desierto lo mata todo. Su calor es abrasador. Nadie puede sobrevivir a la furia de la tempestad del océano amarillo. Las arenas son tan peligrosas y terribles como cualquier mar embravecido en el que haya navegado nunca. No hay guía posible bajo la luz de Lorenzo, que me ciega los ojos durante el día. Y cuando las estrellas brillan en un paisaje nocturno y diferente al de  mi tierra querida, el frío penetra mi cuerpo y se cuela en mis huesos. Es un firmamento desconocido y del que no confío. El desierto abarca hasta el infinito, camine hacia donde camine el paisaje es el mismo perpetuamente, y cuando algo creo divisar en el horizonte desaparece fantasmalmente. El desierto es un engaño de mis pesadillas, y no despierto.

El hambre y las ganas de buscar fortuna desaparecieron hace tiempo, ahora sólo tengo sed. Suerte de aún guardar algo de cordura en mi mente pues si no, habría bebido la arena que a veces se disfraza de manantial de agua fresca y otras de montañas de piedras preciosas y brillantes. Busco un atisbo de vida en este mundo, miserable o pobre siquiera, me da igual, pues donde hay vida hay esperanza.

Tal vez es mi Señor quien pone a prueba mi fe y mi voluntad. Espero tener fuerzas para soportar esta prueba tan dura que ningún ser cristiano debería sufrir. Vago sin rumbo y sin destino, perdido en la inmensidad. Mis fuerzas me abandonan. No siento las piernas, ni los brazos, la quemazón es horrible. Tengo la garganta abrasada, los labios cortados y la cara acartonada. Ninguna criatura de la Creación podría vivir en este mundo, me pregunto qué hago en este desierto.

¡Dios, otra falsa ilusión en mi camino! Esta es divina sin duda alguna, un Ángel aparecido de la nada cabalga hacía mí con un sequito de querubines. Me derrumbo ante su brillo. Me arrodillaría ante su gracia y le rogaría auxilio pero el yermo y desolado lugar por el que yerro ha invadido mi cuerpo y ahora me siento como si yo fuera un montón de arena más de este desierto.

Ella se acerca. ¿Los ángeles son ellas? Deberían serlo, pues es preciosa, no debería pensarlo. Es pecado. Sus ojos son brillantes, me ciega la vista el intenso azul celeste de donde proceden. Me dice algo mas no la entiendo. Me ofrece un odre repleto del néctar primigenio. Quiero absorberlo todo. Ella me frena y me lo ofrece despacio. Sus nobles acólitos nos rodean. Ella me susurra algo al oído. No entiendo la lengua angelical. Me voy a desvanecer de nuevo, o tal vez voy a despertar de todas mis pesadillas. Me acogen entre sus brazos y me llevan. Voy al cielo, mi hora ha llegado. Y entonces me doy cuenta de algo. Esos ojos son especiales para mí, son ventanas abiertas para mi vista nublada. Y reconozco lo que veo al otro lado, pero me desvanezco dulcemente en un sueño merecido”.




Este es un cuenco ritualistico, o eso intenta ser, en otra experimentación con pasta de madera y cartón. Utilicé un cuenco o bol, no recuerdo, como molde y después puse un poco de decoración. El texto arriba escrito lo he rescatado de viejos archivos.


1 comentario:

  1. Preciosísimo cuento, de los que se pueden leer una y otra vez sin cansarte.
    ¡Me ha llegado al alma!

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