El hambre y las ganas de buscar fortuna desaparecieron hace tiempo, ahora
sólo tengo sed. Suerte de aún guardar algo de cordura en mi mente pues si no,
habría bebido la arena que a veces se disfraza de manantial de agua fresca y
otras de montañas de piedras preciosas y brillantes. Busco un atisbo de vida en
este mundo, miserable o pobre siquiera, me da igual, pues donde hay vida hay
esperanza.
Tal vez es mi Señor quien pone a prueba mi fe y mi voluntad. Espero tener
fuerzas para soportar esta prueba tan dura que ningún ser cristiano debería
sufrir. Vago sin rumbo y sin destino, perdido en la inmensidad. Mis fuerzas me
abandonan. No siento las piernas, ni los brazos, la quemazón es horrible. Tengo
la garganta abrasada, los labios cortados y la cara acartonada. Ninguna
criatura de la Creación podría vivir en este mundo, me pregunto qué hago en
este desierto.
¡Dios, otra falsa ilusión en mi camino! Esta es divina sin duda alguna, un
Ángel aparecido de la nada cabalga hacía mí con un sequito de querubines. Me
derrumbo ante su brillo. Me arrodillaría ante su gracia y le rogaría auxilio
pero el yermo y desolado lugar por el que yerro ha invadido mi cuerpo y ahora
me siento como si yo fuera un montón de arena más de este desierto.
Ella se acerca. ¿Los ángeles son ellas? Deberían serlo, pues es preciosa,
no debería pensarlo. Es pecado. Sus ojos son brillantes, me ciega la vista el
intenso azul celeste de donde proceden. Me dice algo mas no la entiendo. Me
ofrece un odre repleto del néctar primigenio. Quiero absorberlo todo. Ella me
frena y me lo ofrece despacio. Sus nobles acólitos nos rodean. Ella me susurra
algo al oído. No entiendo la lengua angelical. Me voy a desvanecer de nuevo, o
tal vez voy a despertar de todas mis pesadillas. Me acogen entre sus brazos y
me llevan. Voy al cielo, mi hora ha llegado. Y entonces me doy cuenta de algo.
Esos ojos son especiales para mí, son ventanas abiertas para mi vista nublada.
Y reconozco lo que veo al otro lado, pero me desvanezco dulcemente en un sueño
merecido”.
Este es un cuenco ritualistico, o eso intenta ser, en otra experimentación con pasta de madera y cartón. Utilicé un cuenco o bol, no recuerdo, como molde y después puse un poco de decoración. El texto arriba escrito lo he rescatado de viejos archivos.
Preciosísimo cuento, de los que se pueden leer una y otra vez sin cansarte.
ResponderEliminar¡Me ha llegado al alma!