"Hacía ya un tiempo que aquellos sueños recurrentes habían desaparecido. Todo parecía estar tranquilo de nuevo. Sin embargo la sombra de otras vidas pasadas acechaba como un animal depredador sobre su caza.

Lo único que serenaba su mente eran sus ojos. Dulces y serenos lo acogían dentro de su mirada y le mostraban la belleza de la vida. El amor que ella sentía por él. El amor que él sentía por ella. Sus vidas habian coincidido a lo largo de los siglos, y de nuevo, en un mundo que estaba siendo invadido por la oscuridad y las tinieblas, se habían encontrado. Los sueños le mostraban sus vidas, un caballero Templario, un artista, músico, escritor, ladrón, centurión y saber qué mas... y siempre aparecía aquella sombra que los volvía a separar. Quizá en esta nueva vida, caótica y absurda, a punto de explotar, Jan e Ia por fin puedan descansar en paz."



La Farga de Fusta no es más que un blog en el que recopilo aficiones convertidas en materia palpable y visual. Modelado en Pasta de Madera, dibujos y quizá algo de música y escritura.
Si algo de lo que aparece aquí te puede interesar, te invito a seguir explorando. La mayoría de lo que expongo lo he regalado o realizado por encargo; ahí dejo esta propuesta para aquella persona que que quiera realizar un detalle con otra, pues podría realizar algún pedido.

lunes, 16 de junio de 2014

Incienso de Mirra

Pai Mei se levantó cansado. Se aseó. Bajó las escaleras de su piso hasta acceder a la pequeña tiendecita llamada “El Dragón Apacible”. En la trastienda, preparada con un pequeño tatami para dar clases de artes marciales, hizo los ejercicios matutinos. Meditó. Tomó el té y después de una ducha y vestirse adecuadamente subió la persiana exterior del local.  Era un poco tarde aquella mañana para abrir la pequeña librería, pero la noche anterior había sido de esas que eran moviditas.  El negocio tenía que seguir adelante a pesar de todo, así que el hombre oriental abrió para trabajar normalmente. A Chili se le había metido en la cabeza que alguien la estaba espiando, que se colaban en su piso del gótico y la observaban. Como vivían casi calle con calle, el Maestro Dragrón había acudido a la a casa de su amiga para ayudarla a descubrir que ocurría en su casa.
Estaba colocando unos libros nuevos que le habían llegado por correo en las estanterías, cuando la campanilla de la puerta sonó al abrirse. Guizmo, que remoloneaba entre los libros y budas expuestos en el escaparate, apenas se sobresaltó. Se sentó sobre uno de los libros más viejos y allí descansó sus posaderas, expectante del tráfico humano que circulaba por la calle aquella mañana. Apenas prestó atención al hombre que había entrado en la tienda.

- ¡Buenos días! – era un joven de unos veinte años, de aspecto corpulento, vestido con un uniforme de trabajo. En el logo que llevaba la sudadera ponía: “Transporte Express”.
- Buenos días – Respondió Pai Mei en tono cortés. No esperaba ninguna mercancía aquella mañana.
- Traigo para usted un encargo… aunque… ¿esto es Banys Nous, el Dragón apacible, verdad? Pensé que sería un restaurante chino – dijo rascándose la cabeza y revisando el albarán de entrega.
- ¿Restaurante? No, esto es una librería, como puede observar… tengo libros, no cartas de menú. Por  qué lo dice usted… en principio yo no esperaba nada.
- No, señor, lo tengo todo muy bien anotado, seguro que es aquí… por cierto, qué es ese olor… huele bien, ¡buena hierba!
- ¿Hierba? Se trata de incienso – Dijo Pai Mei señalando hacia un incensario de madera en el que se quemaba una barrita de mirra artesanal – Déjeme ver esos papeles, por favor.
- Bien… aquí tiene, yo voy por faena que tengo el camión mal aparcado.

El dueño de la tienda se acercó al joven que olía a sudor rancio. Cogió la documentación y la revisó. Estaba claro que era su tienda, había una nota escrita: “Dragón Apacible, Calle Banys Nous. Gatito en la entrada. Entregar 100 Kg de arroz al chino de la tienda, se llama Pai Mei. Firmado Mel”.  Cuando salió de su asombro, el joven transportista y otro compañero dejaban el décimo y último saco de arroz que habían ido metiendo en la tienda.

- Bueno señor, ya está. Le dejo este sobre que viene con la carga – Le tendió un sobrecito de color rosa con topitos verdes y un dragón infantil dibujado.  Extendió la mano hacia el oriental esperando una propina.
- ¡Bueno, muchas gracias, que tengan un buen día! –contestó Pai Mei  estrechándole la mano pensando que era una formal despedida, y los acompañó hasta la puerta.

Miró asustado aquellos diez bultos y leyó con resignación la carta:

“Nota de agradecimiento. Muchas Gracias, Pai. Eres un colega. No sabíamos que regalarte por ser tan buen tío y aguantar con tanto aplomo nuestras chorradas, sobretodo, las excentricidades de Mel. Por preocuparte por nosotros, por darnos cobijo cuando nos quedamos sin pasta y no tenemos donde meternos… en fin… Mel dice que te encanta el arroz, y llevas un cojón de meses alimentándote solo de arroz, así que nos hemos gastado nuestros ahorrillos en un arroz súper bueno, que han traído especialmente desde China. Gracias por todo, Jan y Mel. PD: Espero que nos invites un día a comer, por lo menos. PD: La horterada del sobre es cosa de Mel”.



 




Tres incensiarios, uno de ellos pintado con acrílico. Otro con bárniz, y otro betún de judea y bárniz. La motivación de cada uno de ellos es la naturaleza en un estado de vida propia, intentando buscar el espíritu de esta en el objeto que moldeo. Esto es sin duda influencia de Corte Feérica, influencia del mundo de Tolkien, de las Sagas de Fantasía y Magia, tanto novelas, películas, series o comics, y sobre todo de Ars Magica y todas sus Regio.

1 comentario:

  1. Cómo me he reído con la carta de Jan y Mel :) Pobre Pai Mei, lo que tiene que aguantar... ¡le va a coger un estreñimiento de campeonato!

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